Voluntarĭus.

Cumbre de informantes
05/04/2018 7:59pm

Con cariño a Pau, Elena, Nayeli, Kevyn, Rafa, Roberto y Joaquin.

Los amigos
En el tabaco, en el café, en el vino,
Al borde de la noche se levantan
Como esas voces que a lo lejos cantan
Sin que se sepa qué, por el camino.

Julio Cortázar, en su poema Los amigos.  

A lo largo de varias horas extenuantes, de preocupaciones y de la rigurosidad de ser participe en uno de los eventos de tecnología e innovación más importante del mundo, las sonrisas, los aplausos, los abrazos fortuitos o las miradas para callar o reírse de algo, no mermaron el ambiente de fiesta y cordialidad entre un grupo de futuros amigos.

Todos ellos siendo voces distintas al pensar, todos ellos compañeros a lo largo de más de 1500 horas de contenido en 20 áreas temática, en Talent Land.

Algunos viajando desde Tampico o Cancún y otros de la ZMG, algunos con la pesadez de las madrugadas u otros con la de las desveladas, pero todos ellos confrontando las decisiones de algunos y sobre todo ayudando a garantizar la puntualidad del evento.

Aquellos amigos anónimos siempre demostraron ante el mundo que el carácter fuerte, decidido y a veces hasta caprichoso, y la oportunidad de convivir y de realizar todo aquello que con entusiasmo, pueden ser suficiente para arrancar una sonrisa de satisfacción de la sociedad.

Más de 650 voces distintas y una permanente transformación son parte del resultado intermitente que les permitió decir “Esto saldrá bien” o “Ya me colmo la paciencia, pero no abre de defraudar a mi público”.

Vestidos de morado, con un perfil nada discreto, siempre marchando a la par de un dialogo permanente entre el público, los ponentes y todos aquellos líderes sociales que pidieron sus servicios, ya sea de seguridad o de información, son parte de una comunidad con altas probabilidades de encontrar en si misma ese puñado de sensaciones que solo la satisfacción y el cansancio pueden otorgar.

Por las caras de terror, por la incongruencia de los espectadores (en algunos casos), por los ánimos otorgados en silencio, por los pedazos de pizza o los galletas, por aquellas risas interminables que a más de alguno nos valieron un regaño, por las diversas comidas compartidas y sobre todo por la resistencia de andar de arriba a abajo, por todo esto y por lo que dejamos hacer con tal de convivir, gracias.

Los resultados de esto son simples, ahora y en confianza ante ustedes puedo decir que ya he encontrado a un cumulo de amigos, con los cuales abre de compartir espacios en un futuro.